domingo, octubre 4

¿Por qué no pensar en el sí a Dios?

Hans Küng, uno de los grandes teólogos de la actualidad, en su texto “Existe Dios, Respuesta al problema de Dios en nuestro tiempo”, parte desde un posible ateísmo para fundamentar un teísmo en el ser humano. Lo va a presentar de la siguiente manera:

Encuentro entre Dios y el hombre
Desde grandes filósofos como Marx, Feuerbach, Freud y Nietzsche, quienes han demostrado que el ateísmo es posible y no se puede refutar ni eliminar racionalmente. Ahora bien, desde aquí él manifiesta que no se puede excluir la otra alternativa del ser humano que es el sí a Dios o la posible existencia de Dios.Por lo tanto, es posible tanto el sí como en no a Dios, lo consideraríamos un empate; pero ante la existencia de Dios, Hans va a resumir las soluciones en los siguientes tres puntos:
  1. Si Dios existe, él es la respuesta a la radical problematicidad de la realidad.
  2. La existencia de Dios es algo que puede ser aceptado.
  3. La existencia de Dios es algo que sólo puede ser admitido mediante una confianza basada en la realidad misma.
Toda esta entrega confiada a un fundamento, en este caso Dios, es lo que conocemos como creencia o fe en Dios. Justamente, aquellos los hombres que profesan una fe semejante se les llaman creyentes en Dios.

El sí a Dios implica una confianza radical últimamente fundada en la realidad. Es una realidad fundamental anclada en la más honda de las profundidades y en el fundamento de todo fundamento y orientada hacia la meta de todas las metas. Por lo tanto, no puede haber un empate entre fe en Dios y ateísmo.

Esto no quiere decir que el hombre no esté indiferente ante la opción entre ateísmo y fe en Dios; pero el hombre experimenta la racionalidad radical de la propia razón: la confianza radical en la razón no es irracional, sino que está racionalmente fundada. La realidad primera y última, Dios, aparece así como la garantía de la racionalidad de la razón humana.

Confianza en DiosEsta racionalidad es semejante a la de la confianza humana, no es una racionalidad externa en la que la existencia de Dios no se da primero racionalmente probada o demostrada y luego creída; ni tampoco, es primero el conocimiento racional de Dios y luego el reconocimiento confiado. Se trata más bien de una racionalidad interna, en la que se es capaz de proporcionar una certidumbre fundamental: es en el confiar en Dios donde el hombre experimenta la racionalidad de su confianza.

Al hablar de la confianza fundamental o fe en Dios es cosa del hombre entero, existente y concreto; es suprarracional, no hay prueba lógica concluyente; no es irracional porque sobre la realidad de Dios hay una reflexión que parte de la experiencia humana y apela a la libre determinación del hombre; tampoco es una decisión ciega e irrealista; por supuesto, se ejecuta en la relación con los demás y no se decide de una vez para siempre ya que la fe en Dios jamás está asegurada contra el ateísmo.
Revelación
La fe en Dios es don, es una decisión confiada del hombre. Dios no es objeto inmediato de experiencia, por esta circunstancia la fe aparece como don, es abrirse por completo a esa realidad que a su vez se me abre, que se revela como origen, sentido y valor primero: desde que el mundo es mundo, lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, resulta visible para el que reflexiona sobre sus obras. Dios existe; luego es legítimo hablar de revelación como también de gracia.

1 comentario:

  1. Me parece interesante que digan que Dios existe sin importar que creamos o no; pero que sí hace diferencia cuando se cree en Él

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